Símbolos de distinción
Eran la mascapaicha, el yauri (especie de cetro), el sunturpauca (especie de pica emplumada) y el ushno o trono de oro. En ciertas ceremonias religiosas el inca se acompañaba por la napa: una llama blanca vestida por telas rojas.
Un ser sagrado
Las crónicas mencionan que el inca era objeto de culto y de adoración. Considerado un ser sagrado sacralizaba a su vez todo aquello que entraba en contacto con él. Como hijo del Sol (intichuri),
entre sus atributos se encontraba el ser mediador entre el mundo divino
y humano. Por lo general no se dejaba ver por la gente y debía ser
conducido siempre en andas, pues si su poder entraba en contacto con la
tierra podía producir catástrofes, por la energía que de él emanaba. Si a
alguien se le permitía acercarse, tenía que hacerlo descalzo y con una
carga simbólica en la espalda como signo de sumisión, no podía mirarle
nunca de frente.
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